viernes, 8 de marzo de 2013

Macbeth en el San Martín o Empezamos pal carajo

¡Qué carajo? ¡Los críticos mienten! Por negocios, por conveniencias empresariales, o porque son amigos de los criticados ¡Mienten!
Nadie habla de teatro, nadie hace un análisis desde el teatro ¿Será porque de teatro no saben una mierda?
¡Qué carajo? Yo que algo sé de teatro (algo como para cogerlos a todos con la pija muerta) y yo que no soy amigo de nadie, ni quiero que me coja nadie; puedo decir lo que veo porque se me canta el culo decir lo que veo.
¡Críticos pajeros!

He visto Macbeth, en el teatro San Martín, versión de Javier Daulte. Luego he visto las críticas ¡Qué hijos de puta! ¿Boludos o hijos de puta?
Bue.. Hagámoslo en serio:
Me importa un carajo si está ambientada en Tucumán en el año dieciocho, si se inspiraron en Kurosawa, en Dragon Ball o en la madre que te parió; lo que importa es lo que pasa (o no pasa) teatralmente hablando.
La ridiculez atraviesa la puesta a través de más de dos horas y en todos sus rubros.

Escenografía:
Llegás y decís “La puta, mirá el laburo que se mandaron, la guita que pusieron, esto la rompe”, mucho fierro, tanque industrial, andamios, escaleras y puentecitos. Todo se mueve ¡Usan todos los mecanismos tecnológicos de que dispone la Martín Coronado! ¿Por qué? Porque están.
Pensemos un poco ¿Para que existe la escenografía? Podría ser algo así (aprendan giles): 1) Para dar un marco que facilite una lectura del ambiente en que se desarrolla la obra. En este punto tenemos una especie de complejo industrial y como tres horas para justificar la elección; pero existe tal desconexión entre esta idea y lo que sucede, que me pregunto si no habrá quedado armada de otra obra. 2) (y más importante) Para acompañar el trabajo actoral en el desarrollo de las escenas, para permitir posibilidades espaciales en ese desarrollo. Acá está lo más interesante: cuando una actuación no alcanza la potencia necesaria, un buen marco puede atenuar y hasta disimular el efecto negativo. Mejor dicho: la actuación necesita una forma adecuada para las que a veces el cuerpo del actor no basta (esto suele suceder, pero más en escenarios grandes, con el público alejado, como es el caso), y aun cuando el actor se maneja solventemente, un buen marco potencia el efecto y dirige adecuadamente la atención. En este caso las actuaciones pedían a gritos algo de piedad y ayuda de los otros elementos de la puesta. La respuesta escenográfica era, no sólo no contestar, sino además aportar una cuota grande de molestias extra, estorbando o dejando expuesto al pobre interprete. Es que (y en esto sumamos a la iluminación) para decirlo en cristiano: ¡No había una puta imagen que garpe! (exceptuando, claro, a las sensuales brujitas y sus bailes). En un momento lo pasean al ñato en una especie de cruz con rueditas y vos decís “ah, ahí se va a armar algo” ¡No, cero composición, sólo lo pasean como un boludo de acá para allá!
A favor de la escenografía podemos poner un punto tres que sería: sí, permite que los actores se desplacen. Y mucho. Mucho.

Actores:
No quiero ser cruel, he visto una obra dirigida por Ajaka, que me gustó mucho. Capaz que es buen actor. Acá no. Acá pifia continuamente. No se entiende bien si quiso hacer un Macbeth en tono de farsa o qué. Su cuerpo no convence, sus piernas se muestran siempre débiles, con lo que su figura nunca se constituye. Repite mecanismos (siempre que sale de escena lo hace gritando).
Hablar de verosimilitud en teatro, tomando como referencia la coherencia narrativa o los parámetros externos es una gran ingenuidad. Lo importante es que las ideas cierren y que la escena se mantenga en base a algún tipo de potencia. Acá todo es incomprensiblemente débil.
Cada uno actúa a su manera y a veces de diferentes maneras durante la función. Por momentos tienen un tono que parecería imitar el hablar cotidiano de los argentinos, por momentos parece el de un doblaje malo. Lo cierto es que no se entiende la elección y la elección sin dudas es mala. Un procedimiento que usan es decir ciertos textos como si no los dijeran, (en general los textos más poéticos): el resultado es, lejos de darle familiaridad para que el sea más ameno, o de no enfatizar para que hable por sí sólo, es un engendro donde el texto sobra, no se entiende y no se sabe porque carajo se lo dijo. Como si después de decir “hola como te va” hiciera una respiración, y en esa respiración meto “me enerva la espumosa gracia gentil de la antesala mortal de los fructíferos huesos de un lánguido cementerio”,  disimulándolo en mi exhalación y medio mirando para abajo. Ridículo.
Todos los actores quedan pagando. Capaz que alguno hace algo interesante si se lo mirara de cerca (sospecho eso en algunas cosas de Ajaka). Y con esto, le digo a los críticos, que ya que no tienen una formación suficiente para entender como se ve una obra desde diferentes puntos de vista (hablo de los físicos, de la ubicaciones –tengo que explicarles todo-) deberían adoptar la práctica de ver las obras desde diferentes ubicaciones. Y a los actores, que si quieren laburar en un teatro grande, mírenlo más a Alcón, que es de los pocos que lo saben hacer.
En fin, y esto es notorio, la que más zafa, aunque le duela a los cultores del off; es la mina de la tele. No digo que le dé el cuero para hacer una gran Lady Macbeth (que también queda pagando), pero por lo menos tiene momentos de poner ovarios y ahí parece que pasa algo. Es decir, se lo toma en serio y eso se agradece. Bueno, Banquo tiene cuerpo ¡Felicitaciones! El único con cuerpo, moviéndose entre flancitos.
No sé; ponele que Hécate también zafe, no sé. La obra es tan mala que seguramente soy injusto con varias individualidades. Pero créanme, ninguna salva las papas.
El cómico que está en el medio es una idea loca. Y no hablo más de eso.
A Duncan quería que lo maten rápido y sólo deseaba al menos poder verles más el culo a las brujas.

En fin; Daulte ha escrito alguna cosa teórica que está buena, será buen director. Yo escribo de lo que veo.
Una crítica de un famoso diario, decía “Un Macbeth sin solemnidad” ¡Ta bien, sacá la solemnidad pero poné otra cosa, la puta madre! Porque acá, no hay nada.
Usan revólveres (por así llamarlos) cuando dicen “espadas”,  y no es Peter Brook, donde tienen un palo y vos “ves una espada” y a la vez entendés lo que está diciendo eso acerca del teatro, no, acá es una incongruencia más donde nada hace sistema con nada. Todo eso o no la entendí. Raro.

Test Final.
¿Cuánta guita se gastó en este adefesio?
¿Lo vas a aplaudir porque es el San Martín, porque se supone que es Shakespeare?
¿Te va a gustar porque se supone que te tiene que gustar?
Andá a la mierda.

33 comentarios:

  1. Mucho Coco, me parece muy miserable de tu parte que si pretendés dar pelea no pongas tu nombre y apellido. Casi tan miserable como que digas que todos mienten, o que te cagues en las patas y no identifiques el "famoso diario" que publicó la nota que cuestionás hacia el final.
    Para hacerse el pijudo, primero hay que poner huevos y mostrarse. Atrás de un seudónimo, sólo se te ve jugando un juego que te da miedo.
    Lucho Bordegaray
    3971-2577, por si no podés responderme en público.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Qué gracioso Luchito; pensé que entre tu revista (que me gusta mucho) y tu patética obsesiva disputa-monólogo con Dubatti (aflojá con eso que quedás mal), no tendrías tiempo para putearme. Bueno, ya te mandé una y en realidad no quería pelearme contigo, pero me has llamado miserable dos veces y cagón una (más allá de que sí sea miserable, dos veces, pero por motivos alejados de esta charla).
      Veo que eres muy susceptible y entiendo que además sea un estilo de construcción. Pero voy a darte algún mérito en tu reprimenda y admitiré que debí haber dicho: todos omiten cosas, la mayoría miente y ninguno sabe una mierda.
      Lo del nombre del diario es una chicana estúpida ¿Tengo que explicar que me importa un carajo nombrar o no nombrar a, en este caso, La Nación? (tuve que googlear para recordar cual era).
      Verás: algunos construyen su nombre y su reputación puteando a otros y jactándose de ello. Si yo dijera (con mi buen nombre) “Spregelburd es un boludo”, todos dirían “Ahhh, dijo que Spregelburd es un boludo, se animó, lo quiero” (bueno, quizás eso ya no funcione). Lo cierto es que estaría construyendo un sistema de influencias que me reportarían contados beneficios. Dicho en cristiano: estaría generando un quiosquito. Yo no acepto entradas, no acepto el miedo ni la chupada de orto de nadie. Ni mi nombre ni mi bolsillo se benefician de esto. Y eso me hace independiente. Anónimo.
      Todo a su tiempo.
      Besito.

      Borrar
    2. este es mi face:
      http://www.facebook.com/criticas.teatrales.5

      Borrar
  2. Mucho Coco:
    Te sugiero que leas "Los profetas del odio" de Jauretche, para entender un poco mas ampliamente la disputa de Lucho con Dubatti.
    Me gusta el ímpetu subversivo que te motiva a escribir. Es necesario siembre gente que haga algo por cambiar el estado de la cultura. Pero si tenés que dar tantas explicaciones sobre tu estilo, es porque éste todavía no se defiende solo. Ese mismo impetu, me parece te hace ver las cosas con cierta ingenuidad muy propia de la juventud. Te mando un gran abrazo, no confundas tus compañeros con tus enemigos, seguí escribiendo y salí del anonimato!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¿Ingenuidad? No. Sucede que di la vuelta a la pista y ya veo a los rezagados (a pesar de mi juventud galopante). No me interesa entender la disputa de estos chicos (o de este chico) ya que cuando un chiste es explicado, pierde la gracia. Pero de todas maneras agradezco la recomendación; siempre es bueno releer a Jauretche.

      Borrar
  3. Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Veo que acá vale cualquier cosa. Hacete cargo de las cosas que permitís en esta basura que creaste.

      Borrar
    2. ¿Pero cómo, no te quejabas de que moderaba los comentarios? De todas formas ahora no estoy seguro de publicar todo lo que llega (que era la idea) porque han llegado una catarata de insultos y acusaciones contra tu persona. Y no me copa. Parece que hay gente que no te quiere, y, aunque no lo creas yo no estoy entre esos (lo mío es pura indiferencia). De hecho pienso que algunas de las cosas que decís son necesarias y las comparto (como el tema del último número de la revista; aunque critique el lugar desde donde es abordado).
      No es este un blog sobre Lucho Bordegaray y no me gustaría (quizás a vos sí) que lo fuera. Por cierto, me comentaron que dijiste que me estabas haciendo famoso, ja. Esas son las cosas que hace el poder (por más pedorro que sea ese poder) ¿Los aduladores te han hecho creer que eras famoso?
      La crítica genera un poder idiota y los aduladores salen de debajo de las baldosas ¿Te lo tengo que contar?

      Borrar
  4. veo que nadie sabe que quiere decir la palabra patético en realidad... búsquenla, se van a sorprender, creo, porque el uso que le dan no tiene nada que ver con su verdadero significado...

    ResponderBorrar
  5. Se me evidencia prontamente la falacia de tu explicación, Coqui. Decís que no hacés uso del beneficio de armarte un quiosco en base a la puteada oportuna mientras te armás uno en base a una estrategia que parece aprendida del marketing más que de la ética y se desliza en tu remate de la respuesta: “todo a su tiempo”. A ver, tu “trabajo” se apoya en opinar sobre lo que otros, mal o bien, maravillosa o pésimamente hacen sobre un escenario y, les guste o no, sí dan la cara. El que se para sobre un escenario, sea bueno, malo, miserable o santo, está ahí, no puede ocultarse, su trabajo o su choreo va con él y no puede safar de eso. Hacer crítica desde la penumbra me parece no más que un juego onanista. No aceptás entradas ¿y? ¿un quiosco se define por eso? ¿cuál es el quiosco que te estás armando vos? Es parte inexorable de la ética de quien hace un espacio de la crítica exponerse, a su vez, a poder ser criticado. Y para eso dar el nombre es lo mínimo. Sino no hay dignidad, ni crítica, ni debate, ni nada, hay banalidad pura.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Bueno, toda tu argumentación se basa en una frase que no entendiste.

      Borrar
  6. Hola Franco! ¿porque estas tan enojado con Lucho? Es sorprendente que estés tan enojado personalmente. Te haría muy bien, ir y cagarlo a trompadas, directamente. De todas formas Lucho, va a seguir escribiendo, y publicando Montaje Decadente, uno de las mejores revistas culturales en la historia Argentina de las revistas culturales. Podés estar en desacuerdo con las posiciones que Lucho asume, pero es un periodista y escritor honesto. Y es mentira eso que decís que le hace criticas a sus amigos. (Ojo que aca lo defiendo como critico, no como amigo.)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Y yo no tengo nada contra el tipo, eh. Hablemos de teatro.

      Borrar
    2. Mejor revista cultural de la historia de la Argentina para Alan Robinson... que para mí, es lo mismo que la palabra Anónimo... o sea... es como q lo diga yo.

      Borrar
  7. mariquitas parecen. Bah, parecen. La realidad, la única realidad es que son los actores los únicos que hacen teatro.... los directores... los criticos... son pajeros. PAJEROS. Lucho y este mucho coco son iguales, de la nada, a la peleita con algunos famosos o grandes para meterse un poco en donde no estaban invitados. Criticando, pobresitos, pero igual me gusta que haya un critico de los criticos. Te vanco mucho coco, deci la verdad, no des tu nombre, habla con la posta, son todos unos caretas y unos boluditos.

    ResponderBorrar
  8. JAjajajaja, lo más atinado que leí!!!!! Pajeros, desde acá somos pajeros!!!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Bah, no entendí ¿Los directores también serían pajeros?

      Borrar
  9. Las opiniones vertidas por el autor de este blog me parecen coherentes con las respuestas que da a la pregunta que se plantea a si mismo: ¿Para que existe la escenografía?
    1 Para dar un marco que facilite una lectura del ambiente en que se desarrolla la obra.
    2 Para acompañar el trabajo actoral en el desarrollo de las escenas, para permitir posibilidades espaciales en ese desarrollo.
    Ambas respuestas me parecen, no solo patéticas sino paupérrimas de alguien que obviamente de teatro sabe poco y nada. Y como el le responde a pablito "seartaud" vascello... Mucho coco toda tu argumentación se basa en un arte que no entendes.

    ResponderBorrar
  10. Jaja, uno que habla de teatro!! Bien! Argumente que me interesa. Porque supongo que tiene un argumento para eso.

    ResponderBorrar
  11. Groso Mucho Coco!!! Un estilo increíble, emociona. Por fin un crítico que habla de teatro, analiza sin prejuicio o en todo caso aclara e indica su subjetividad y la pone en juego! queremos mas! BUena mirada, aguda, audaz y con conocimiento, un ojo despierto, lo estabamos esperando, queremos mas!!!!! (ya se que este comentario no es hablar de teatropero......Bordegaray, la tenés adentro!!!!)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Había dicho (en realidad me había dicho) que no publicaría más comentarios sobre el tema (hay muchísimos a favor y algunos en contra, pero todos los a favor insultan a Lucho y los en contra me insultan a mí), pero bueno, este parece que lo escribí yo. Pero posta, cortenlá con el quía. Porque ya parece de Jorge Rial.

      Borrar
  12. El artista creativo o el verdadero trabajador del arte no tiene tiempo ni ganas de dedicarse a estas web-adas. Pensemos que la paja se hace viendo o imaginadote el trabajo de los damás. Recomiendo que tengan su propio sexo así podrán gozar libremente...
    Saludos para todos.

    ResponderBorrar
  13. No se por qué tanto enojo de Bordegaray con tu crítica. De hecho la suya se parece bastante a la que vos hacés. Por mi parte, coincido que la obra es pésima y que la actuación es peor. El único a rescatar es Rittano haciendo de Banquo, el resto olvidable. Lo curioso es que Lucho B. dice casi lo mismo que vos. Que se yo, habrá que ver que bichito le picó. Tal vez la envidia? O tal vez vos seas el mismísimo Lucho haciéndose "prensa". La verdad no lo se. Saludos! Muy bueno el blog!

    ResponderBorrar
  14. Me gusta cuando puteas, me calienta la forma en que lo haces.

    ResponderBorrar
  15. cuando la fui a ver, pensé mas en una nueva versión del musical CATS que en Shakespeare.....

    ResponderBorrar
  16. Uh, por ahí si cantaban se justificarían algunas cosas!

    ResponderBorrar
  17. A mi parecer, tu crítica fue más gentil que lo que en realidad este montaje mereció, pero al igual otras cosas que he podido leer de tu autoría, me encantó y emociono.

    ResponderBorrar